Deja las excusas, deja el alcohol
Una de cada siete personas siente hormigueo en el estómago, aumento del ritmo cardíaco y respiratorio o transpiración excesiva ante una situación embarazosa o estresante. Es lo que se conoce como ansiedad anticipatoria. Y la mayoría de las personas que beben alcohol lo padecen.
Miedo a hablar en público, miedo al ridículo, baja autoestima, dificultad para interactuar en sociedad, conocer a alguien nuevo. Son muchas las razones que pueden empujarnos a ver en el alcohol una solución a ese ‘hormigueo’, esos nervios.
Todos experimentamos distintos grados de ansiedad a lo largo de nuestras vidas, pero la ansiedad anticipatoria se muestra en aquellas personas que temen enfrentarse a una situación por los síntomas ansiosos que ésta les pudiera provocar. El doctor Alan B. MacDonald, psicólogo de la Universidad de Dalhousie, en Estados Unidos, declara en sus estudios que las personas con una alta ansiedad anticipatoria beben alcohol para poder evitar las sensaciones desagradables que pueden sufrir en un momento de estrés.
A parte de los factores psicológicos, los genes y el entorno también marcan nuestros hábitos. Un estudio de la Universidad de Dakota del Norte refleja que la influencia de la pandilla o presión social no resulta ser tan determinante en el adolescente. “Se ha exagerado el papel de las amistades sobre los hábitos alcohólicos en adolescentes y por el contrario se había descartado este factor en adultos”, opina el doctor Richard W. Wilsnack, profesor del departamento de Neurociencia. Por lo que los llamados ‘bebedores sociales’ serían más proclives a nacer en la edad adulta que en la adolescencia.
Otra reciente investigación de Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos encontró que la hormona ghrelina –producida por el estómago y reguladora del hambre– influye también en el deseo de consumir alcohol. Además, es un hecho que el alcohol promueve la liberación de endorfinas en dos regiones específicas del cerebro, vinculadas directamente con el placer. No obstante, también existen procesos de rechazo biológico del alcohol en mujeres, lo que explicaría por qué la mayoría de los alcohólicos son hombres.
Pueden sonar a razones biológicas, psicológicas o sociales para seguir bebiendo alcohol. Pero sean por las razones que sean, va a desencadenar tolerancia; es decir, el organismo cada vez le va a pedir más concentración para sentir el mismo efecto y simultáneamente produce lo que conocemos como dependencia. Las excusas pueden terminar convirtiéndose en cadenas.
Al final del día, consumir o no drogas como el alcohol, es una decisión propia. Más ligada a la voluntad y las ganas de llevar una vida más saludable, unos hábitos sanos. Existen infinidad de formas de seguir siendo seres sociales sin renunciar a tomar una copa. Cerveza, cócteles o ginebra sin alcohol, como Ginsin Premium. Lo más importante es no dejarse arrastrar por los miedos, las inseguridades y la ansiedad. Y poseer el control de nuestra mente y nuestras acciones al 100%.